El Colectivo Innova Albacete celebró ayer la primera «Caña» del nuevo curso estrenando escenario. Y nunca mejor dicho lo de escenario porque la charla tuvo lugar en la sala del EA Teatro y el networking posterior en El Ambigú, aunque la buena noche nos empujó a llevarnos fuera las conversaciones. Nos gusta el cambio!
La conclusión que podemos extraer de la exposición que sobre «Cultura Digital en la empresa» hizo ayer el periodista y social media strategist José Luis Rodríguez es que la envidia es verde. Tuvimos ocasión de comprobarlo al observar la cara de los asistentes tras escuchar cosas tales como que hay empresas inclusivas, innovadoras, divertidas y que funcionan con una estructura horizontal, es decir, nada de jerarquías y mucho menos de superiores que confunden mandar con dirigir y estimular, y que nos obligan a hacerles vudú por la noche.

J.l. Rodríguez junto a Severiano Belmonte, de Albacete Innova. Ambos en modo happy. Foto de Javi Belmonte
Pues sí, existen y por regla general son empresas muy vinculadas al contexto digital. Aunque haya a quien le suene a ciencia ficción hay empresas en las que sus trabajadores y trabajadoras hacen mindfullnes (meditación); en las que los empleados y empleadas pueden decidir sobre su horario de trabajo y la jornada laboral; en las que la transparencia permite saber cuál es el recorrido de cada proyecto sabiendo incluso el beneficio que reporta; empresas en las que se habla, se tienen en cuenta las opiniones y se reflexiona en un ambiente distendido y relajado; en las que las personas desempeñan una u otra tarea no tanto por su titulación (que también), sino por sus habilidades, sus capacidades y su experiencia; empresas en las que lo importante son las personas y en las que el objetivo es tener a los empleados contentos y felices porque existe la firme convicción de que eso redunda en la productividad…
Suena bien, verdad?

Está demostrado que en las estructuras verticales los empleados hacen vudú con su jefe
Empresas así de felices (happy companies) abundan en Estados Unidos, siendo Google uno de los referentes más conocidos, pero en España esa mentalidad aún no ha calado lo suficiente como para prodigarnos en ejemplos. Sin embargo, José Luis Rodríguez forma parte de una de esas raras excepciones que responde al nombre de Territorio Creativo (TC) , una agencia consultora de Social Media Marketing que puede presumir de contar con un equipo de personas comprometidas con la empresa y a las que les apasiona su trabajo. Y la razón de que ésto sea así hay que buscarla en el empeño de TC en aplicar la cultura de la felicidad al negocio, pensando en cómo sacar el máximo provecho del talento y las fortalezas de cada una de las personas que incorpora, a cambio de que éstas encuentren satisfacción y sentido a su trabajo.
No obstante, aunque tal y como apuntó José Luis el futuro pasa por que las empresas cada vez sean más permeables a todo lo que implica la cultura digital, en torno a esta política de la felicidad en las organizaciones y compañías existe un debate muy interesante, porque no es oro todo lo que reluce y si se rasca un poco seguramente encontraremos algunas perversiones, pero de eso hablaremos en otro post. De momento nos quedamos con las buenas intenciones, que aún son mejores cuando se traducen en hechos.
Os animamos a que si tenéis ocasión saquéis el tema en alguna conversación con quien tenéis por encima o con quienes tenéis por debajo, aunque ya adelantamos que el paso previo para iniciarse en esta cultura es situarse al mismo nivel.
Gran resumen, Esther. Es cierto lo que dices al final y que, en efecto, llevaría otro debate: no es oro todo lo que reluce. Porque sabemos que en el mundo de los comportamientos y las motivaciones, siempre seremos personas, con nuestras miserias y grandezas. Y que mucha de esta filosofía sólo puede implantarse cuando desde arriba, muy arriba, alguien se aburre de ser malo, malote, y decide que su vocación es ganar dinero… y que sus empleados y clientes lo amen 🙂
Un abrazo. Fue un placer compartir ese rato con el gran equipo presente en la sala.
Cierto esto que dices. Lo triste es que hay quien no se aburre de ser malo, malote y que disfruta ejerciendo su superioridad. En este país se sigue dando más importancia a la presencia, es decir, a las horas que estás en el curro aunque estés mirando el facebook, que a la productividad y mientras eso no cambie, mal asunto.
Un abrazo para ti.